Sobre mí

Desde que tenía quince años, tenía claro que quería ser psicóloga. Estudié Psicología en la Universidad de Comillas de Madrid,  lo que siempre he considerado un lujo y siempre se lo agradeceré a mis padres. Allí mi vocación se reforzó aún más, con  profesores que transmitian  con pasión sus conocimientos y experiencia, dándome una visión muy amplia de cómo comprender y ayudar al ser humano desde la Psicología.


Durante la carrera, hice prácticas en el Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos y estuve haciendo voluntariado en el hospital Nuestra señora de la Paz. 


Entonces me encontré con  los que  siempre han sido mis "preferidos",  las personas con enfermedad mental, con los que he tenido la gran suerte de volverme a encontrar unos años después.


Realicé la Formación Especializada en Clínica, recorriendo distintos dispositivos de la red de salud pública de la comunidad de Madrid. Fue una experiencia maravillosa,  siempre guiada por mi tutora, que me enseñó lo más importante de mi profesión: cómo acercarse al paciente  desde el respeto, la empatía y un estilo terapéutico flexible y profundo a la vez. Ella tiene mucho que ver con  la psicoterapeuta que soy hoy.


Tras finalizar la especialidad, me estrené como psicóloga en un Centro de rehabilitación de personas con enfermedad mental grave,  Martínez Campos . Allí formé parte de un equipo formado por profesionales excelentes y grandes personas. El  enfoque terapéutico es amplio e integrador, siendo el objetivo fundamental la recuperación y la lucha contra el estigma de la enfermedad mental. Aprendí tantas cosas esos once años de mi vida...Siempre llevaré esos años y a ese equipo en mi corazón.


En el año 2007 se me presentó una oportunidad que no pude rechazar y con mucha pena por dejar el lugar donde estaba, comencé a trabajar en el servicio de Psicología Clínica en el hospital Severo Ochoa de Leganés , dónde estoy hasta hoy.

Me encontré con el reto de abrir un nuevo servicio, destinado a la atención psicológica de las personas y familiares que sufren alguna enfermedad médica.  A diario me encuentro con  situaciones de sufrimiento en las que la persona necesita algo más que una medicina. La atención psicológica en un hospital es una tarea dura y solitaria a veces, pero todos y cada uno de los pacientes que he atendido, me han devuelto su agradecimiento por escucharles y acompañarles en esa etapa de su vida tan difícil de afrontar. 

La docencia que realizo dirigida a otros profesionales sanitarios, residentes y estudiantes es muy necesaria para que las personas que sufren una enfermedad puedan ser tratadas y entendidas como un ser completo, con todas sus dolencias, tanto físicas cómo emocionales . Es una  labor diaria de concienciación lenta y queda mucho por hacer, pero sé que los pacientes lo necesitan y por eso no me rindo.


Desde hace un tiempo, comencé a sentir la necesidad de trabajar desde otro encuadre y a otro ritmo. Así,  hace unos meses, y con mucha ilusión,  he comenzado un nuevo proyecto profesional en el ámbito privado. 


Mi orientación psicoterapéutica  es humanista e integradora  adaptándome a las necesidades de cada persona. Confío en la capacidad  y autonomía de las personas en las situaciones vitales más difíciles , acompañándolas en su proceso de recuperación emocional y en su crecimiento personal, siendo la escucha empática la herramienta principal en el espacio terapéutico.


Soy consciente de que mi amor por mi profesión y la Psicóloga que soy hoy , se lo debo a muchas personas; mi familia, profesores , profesionales y pacientes. Por todos ellos siento un profundo agradecimiento.










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